Visualizamos un mundo en el que cada persona vive en conexión profunda consigo misma y con los demás, cultivando paz, alegría y presencia desde el corazón.
Soñamos con una humanidad despierta, donde cada respiración consciente siembra armonía, y donde el yoga se vive no solo en el cuerpo, sino como un camino hacia una vida más luminosa, compasiva y libre.